Sin luz ni calor: ¿Qué es la pobreza energética?
marzo 20, 2025
Descubre qué es la pobreza energética, cómo afecta a millones de familias y las soluciones propuestas para combatir este creciente problema social.
María, de 68 años, vive sola en un piso antiguo de 45m² en las afueras de la ciudad. Su única entrada de ingresos es una pensión no contributiva de 480€ mensuales. Este invierno, cuando su caldera se averió, tuvo que elegir entre repararla o comprar medicamentos. Ahora calienta solo una habitación con un radiador eléctrico pequeño, donde pasa la mayor parte del día envuelta en mantas. Para ahorrar, cocina una vez a la semana, guarda las raciones en tuppers y las recalienta en el microondas. Desenchufa todos los aparatos cuando no los usa y solo enciende una bombilla por habitación. A pesar de sus esfuerzos, la factura de la luz se come casi un cuarto de sus ingresos. Las ventanas mal selladas y la falta de aislamiento hacen que el frío se cuele por cada rincón. Sus hijos viven en otra ciudad y ella evita contarles que a veces se va a dormir temprano, no solo por cansancio, sino para no gastar más electricidad.
Hoy en España 9 de cada 100 personas tienen que elegir qué aparatos usar y cuándo, y viven con el constante temor de no poder pagar el próximo recibo. Sus vidas se han convertido en un complejo ejercicio de malabarismo entre necesidades básicas. Las consecuencias van mucho más allá del frío o la oscuridad: son noches de insomnio por la humedad, son resfriados más frecuentes, es el aislamiento de no poder invitar a nadie a casa, es la vergüenza de tener que pedir ayuda.
¿Qué es la pobreza energética? Si tomamos la definición de pobreza energética como la incapacidad de un hogar para acceder a los servicios básicos de energía y así garantizar un nivel de vida digno y saludable. Tenemos que pensar en familias que, como la de María, se encuentran atrapadas en un círculo donde cada decisión sobre el uso de energía impacta directamente en su salud, su dignidad y sus posibilidades de mejora.
Las raíces del problema: las causas de la pobreza energética
El mosaico de la vulnerabilidad energética es complejo y multifacético. Cada pieza cuenta una historia única de dificultades económicas y sociales. Vamos a ver algunas de ellas:
Dimensiones económicas del desafío
- Recursos limitados: Familias con ingresos reducidos enfrentan una lucha constante para cubrir necesidades básicas energéticas.
- Precariedad laboral: La inestabilidad profesional erosiona la capacidad de gestionar gastos relacionados con suministros.
- Impacto de los costos: Fluctuaciones en precios energéticos generan presión adicional sobre presupuestos ajustados.
Arquitectura de la vulnerabilidad
Los espacios habitacionales revelan dimensiones críticas tales como:
- Construcciones obsoletas con aislamiento deteriorado o inexistente.
- Equipos de climatización disfuncionales e ineficientes, que demandan consumos elevados para un escaso confort térmico
- Sistemas tradicionales basados en la combustión que contaminan la atmósfera interior de la vivienda.
Familias al límite: Radiografía de los hogares más vulnerables
Ciertos grupos experimentan desafíos más pronunciados:
- Personas mayores de 65 que viven solas con pensiones restrictivas
- Núcleos familiares monoparentales/monomarentales
- Comunidades con limitaciones de acceso
- Individuos con condiciones de salud específicas
- Poblaciones en territorios marginados
- Personas desempleadas
- Personas que viven en alquiler, en especial de renta antigua
- Hogares sin calefacción
El panorama energético actual presenta dinámicas complejas. Por un lado, el modelo extractivo con impactos desproporcionados, las estructuras económicas que perpetúan desigualdades y, por otro, las barreras sistémicas para la inclusión energética.
Comprender esta realidad requiere de miradas interdisciplinarias, reconocimiento de trayectorias individuales y un análisis de contextos socioeconómicos específicos.
Pobreza energética: Soluciones reales para un problema urgente
La escasez de recursos energéticos en los hogares es un desafío que necesita respuestas desde varios frentes. Podemos abordar esta situación de distintas maneras:
- El punto de partida debe ser cuidar nuestras casas: Los edificios bien conservados, con buen sistema de aislamiento de cerramientos y ventanas, consumen menos energía. Esto se traduce en facturas más bajas y un mayor confort térmico para las familias.
- También es importante vigilar los costos: Las familias no deberían tener que elegir entre pagar la luz o comprar comida. Por eso, hay que exigir precios razonables que todas puedan pagar.
- El sol y el viento son recursos naturales que podemos aprovechar mejor: Si más hogares pudieran usar estas fuentes de energía, dependeríamos menos del petróleo y del gas, que suelen ser combustibles más caros y contaminantes.
- Las ayudas para la pobreza energética son fundamentales para quienes más lo necesitan: Un buen sistema de apoyo social permite que nadie se quede sin servicios básicos por falta de dinero.
- Consolidar la moratoria de cortes de energía y agua para hogares que se encuentran en situación de vulnerabilidad (en diciembre pasado se renovó hasta finales de 2025).
- Conocer mejor cómo usar la energía nos ayuda a todos: Si aprendemos a consumir de forma más inteligente, podemos ahorrar sin sacrificar nuestro bienestar. Existen además movimientos sociales a modo de alianza contra la pobreza energética que defienden el derecho a los servicios básicos.Existe un bono social contra la pobreza energética, pero no llega a todos los hogares que lo necesitan, se debe automatizar el acceso para lograr su implementación en hogares que no lo solicitan por desconocimiento. Solicitar ayudas de rehabilitación energética es fundamental para que más hogares puedan mejorar su aislamiento y sistemas de climatización. En la actualidad existen subvenciones relacionadas con la rehabilitación energética, pero no son específicas para personas en situación de pobreza energética. Además sería importante enfocar estas subvenciones para hogares de alquiler que suelen ser los que muestran un peor estado en cuanto a cerramientos e instalaciones.
- Es vital que los vecinos participen en las decisiones sobre energía en su comunidad: Nadie conoce mejor las necesidades de un barrio que quienes viven en él. Si más hogares pueden unirse alrededor de proyectos sociales como comunidades energéticas, se facilitará el acceso a energías renovables, disminuyendo así la dependencia de recursos más costosos.
- Por último, debemos reflexionar si la energía debe ser un negocio o un servicio esencial: Quizás sea hora de que las comunidades de vecinos y administraciones públicas locales tengan más control sobre sus recursos energéticos.
España y la situación del acceso a la energía: una mirada actual
El acceso a servicios básicos de calefacción y electricidad en los hogares españoles muestran cifras que nos deben hacer reflexionar. Los estudios más recientes de la Universidad Pontificia de Comillas señalan que en 2023, más de 10 millones de personas tuvieron dificultades para mantener una temperatura adecuada en sus hogares, alcanzando el 20.71% de las familias españolas.
El consumo limitado de energía por razones económicas afecta a un gran número de hogares, en España el 17% de los hogares dedicaron más del doble de la mediana nacional a cubrir sus necesidades energéticas, revelando una realidad que muchas veces pasa desapercibida. La subida de precios energéticos, vinculada a tensiones internacionales, empeoró notablemente la situación de muchas familias vulnerables.
En España se aprobó en abril de 2019 una Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética, en dicha estrategia se definía por primera vez qué era estar en situación de pobreza energética, realizaba un diagnóstico y proponía una serie de medidas con el objetivo de disminuir los indicadores de pobreza energética en un 25% como mínimo y en un 50% como valor deseable.
La realidad es que la crisis de la COVID-19 y de la guerra de Ucrania (que impactó y supuso una crisis energética) han influido en la consecución de esta estrategia, dejando muchas medidas sin ejecutar y no consiguiendo acercarse a los objetivos mínimos, llegando incluso a aumentarse algunos indicadores.
En enero de 2024 se anunció por el gobierno una nueva Estrategia Contra la Pobreza Energética a partir de 2025 pero a la fecha sigue sin haberse aprobado mientras que los indicadores de la anterior estrategia dejaron de actualizarse en 2022 (datos de 2021).
El panorama europeo del acceso a la energía
En el contexto europeo, este desafío afecta a 80 millones de personas, representando aproximadamente el 11% de la población. Las instituciones europeas han respondido con iniciativas como la Estrategia Energética 2020 y la ley de 9/2016, centrándose en mejorar la eficiencia, impulsar energías renovables y proteger a los consumidores más vulnerables.
Sin embargo, el progreso varía según cada país miembro, mostrando diferentes niveles de compromiso y resultados en la implementación de estas medidas.
Hacia un sistema energético más equilibrado
La búsqueda de soluciones requiere un enfoque que contemple múltiples aspectos. Al definir qué es la pobreza energética y cómo solucionarla para construir un modelo más justo, necesitamos:
- Centrarnos en cubrir las necesidades básicas de toda la ciudadanía.
- Buscar mayor eficiencia en el uso de recursos energéticos.
- Establecer controles de precios que protejan a los más vulnerables.
- Ampliar las redes de apoyo social.
- Incluir la voz ciudadana en las decisiones sobre energía. Los ejemplos de comunidades energéticas demuestran cómo la participación activa puede generar modelos más equitativos y sostenibles.
Si necesitas más información sobre ayudas y soluciones para hacer frente a la pobreza energética, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. En CERES, somos expertos en poner solución a este fenómeno social y medioambiental. Escríbenos a través de nuestra página de contacto si quieres poner solución a este reto ecológico.
